Si tienes la costumbre de raspar las partes quemadas de las tostadas, puede que lo hagas porque tus padres te enseñaron a hacerlo cuando eras pequeño.
De hecho, todos tenemos hábitos alimenticios que aprendimos de nuestros padres, algunos tan faltos de sentido que hasta rozan la superstición.
No obstante, es posible que tus padres no fuesen muy desencaminados al decirte que debías raspar las partes quemadas de la tostada.
En 2002, varios científicos de la Universidad de Estocolmo (Suecia) descubrieron que cuando consumimos ciertos alimentos (patatas, pan y bizcochos inclusive) a más de 120°C, se forma una sustancia llamada acrilamida.
Se cree que la acrilamida es peligrosa para los humanos por varios motivos. En primer lugar, los científicos están seguros de que esta sustancia es neurotóxica.
Esto significa que consumir acrilamida puede afectar a nuestro sistema nervioso, aunque aún se desconoce la forma o el motivo.
Se cree que la acrilamida ataca a las proteínas estructurales presentes en las células nerviosas o que inhibe el sistema antiinflamatorio que las protege.
Los estudios realizados en animales también apuntan a que una exposición dietética prolongada a la acrilamida puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como la demencia.
Según la profesora asistente Federica Laguzzi del Instituto Karolinska de Suecia, la acrilamida dietética también podría estar asociada a la aparición de trastornos del neurodesarrollo en niños.
Laguzzi ha descubierto un vínculo entre una mayor ingesta de acrilamida por parte de las mujeres embarazadas y un mayor riesgo de que los recién nacidos midan menos, tengan poco peso o presenten un menor perímetro cefálico.
El efecto secundario del que más se habla, no obstante, es el mayor riesgo de desarrollo de cáncer.
Puede que tus padres te aconsejasen raspar las partes quemadas porque tienen propiedades carcinogénicas.
Aunque los científicos están seguros de que la acrilamida puede ser carcinogénica en animales, las dosis tendrían que ser mucho más altas de lo habitual en humanos.
Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, la acrilamida puede incrementar el riesgo de desarrollo de cáncer, sobre todo en niños.
Sin embargo, tras 30 años clasificada como "un posible carcinógeno humano", aún no hay pruebas concluyentes que vinculen la acrilamida al cáncer en humanos.
En Países Bajos se llevó a cabo un estudio que descubrió que las mujeres expuestas a dosis elevadas de acrilamida presentaban un mayor riesgo de desarrollo de cáncer de ovario y endometrio.
Estos hallazgos aún no cuentan con el respaldo de otros estudios y no está del todo claro si las conclusiones de los investigadores neerlandeses son ciertas o no.
En 2010, el comité mixto de expertos en aditivos alimentarios de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y la Organización Mundial de la Salud indicó de que se necesitan más estudios a largo plazo para poder sacar conclusiones sobre la relación entre la acrilamida y el cáncer.
Aun así, los expertos respaldaron la iniciativa de reducir los niveles de acrilamida en la comida. Como resultado, los agentes clave de la industria alimentaria están tomando medidas para lograrlo.
Por un lado, se están dando recursos a los agricultores para ayudarles a prevenir el desarrollo de acrilamida en productos hechos a base de trigo.
La asparagina, la sustancia que se convierte en acrilamida al calentarse, se encuentra en las plantas. Los granos de trigo en particular acumulan mucha más asparagina de la necesaria.
También parecen acumular aún más asparagina cuando no reciben todos los nutrientes necesarios, un proceso que los investigadores están intentando frenar mediante la edición genómica.
Por otro lado, algunos productores de alimentos han conseguido reducir correctamente los niveles de acrilamida presentes en sus productos.
Según Fatima Saleh, profesora asociada de ciencias médicas de laboratorio en la Universidad Árabe de Beirut (Líbano), hay formas de reducir los niveles de acrilamida en la cocina.
Al freír patatas, por ejemplo, sumergirlas en agua caliente durante 10 minutos ayuda a reducir la formación de acrilamida hasta en un 90%.
Aún falta mucho para entender cuál es exactamente la relación entre el consumo de acrilamida y el riesgo de cáncer.
No obstante, los científicos lo están investigando, así que es una cuestión de tiempo que lleguen a una conclusión. Mientras tanto, ¡cuida de tu alimentación!
Fuentes: (BBC) (Runner's World)
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COMIDA Curiosidades
Todos hemos oído decir que la comida quemada es mala y no solo porque tenga un sabor horrible, sino también porque puede tener repercusiones nefastas para nuestra salud. Principalmente, se la ha asociado al desarrollo de cáncer, aunque todavía se está investigando si es verdad o no. Sea como fuere, los científicos están seguros de que la comida quemada es mala para nosotros por otras muchas razones. Si quieres saber cuáles son, ¡sigue leyendo!