Por carne procesada entendemos la carne ahumada, curada, en salazón o con otro tipo de conservantes. Algunos ejemplos son las salchichas, el beicon, el salami y la carne en lata.
En Estados Unidos, se espera que los nuevos casos de demencia por año se dupliquen de cara a 2060, llegando a alcanzar el millón de casos anuales.
Según un reciente estudio publicado en la revista Neurology, las personas que comen más carne procesada tienen un 14% más de probabilidades de desarrollar demencia a lo largo de cuatro décadas en comparación con quienes la consumen en cantidades mínimas.
El estudio contó con la participación de más de 130.000 personas. Cada dos o cuatro años, estas tenían que responder a unas encuestas exhaustivas acerca de su alimentación donde se les preguntaba sobre su consumo de más de 150 alimentos.
Los investigadores también recopilaron información sobre diagnósticos de demencia y les preguntaron acerca de sus recuerdos. Como resultado, observaron que quienes consumían más carne roja procesada presentaban un "mayor riesgo de demencia, deterioro cognitivo y peor función cognitiva".
Aunque los científicos observaron que a mayor consumo de carne roja procesada, más peligro había, el aumento de riesgo de demencia del 14% era el umbral superior.
Este umbral del 14% se alcanzó con bastante facilidad. De hecho, las personas que consumían por lo menos 85 gramos de carne procesada al día ya corrían un mayor riesgo desarrollo de demencia.
Para que te hagas una idea, esto equivale a dos lonchas de beicon, a loncha y media de Bolonia o a un perrito caliente.
Una de las teorías es que la carne procesada, al ser rica en sodio y grasas saturadas, aumenta la tensión arterial. Esto, a su vez, incrementa el riesgo de desarrollo de diabetes y problemas cardiovasculares, lo que en última instancia puede ser perjudicial para el cerebro.
Otra teoría sostiene que los compuestos que se generan durante la descomposición de la carne roja podrían ser los responsables del aumento del riesgo de demencia. En estudios de laboratorio, se ha demostrado que algunos de ellos provocan la aglutinación de proteínas amiloides, un rasgo distintivo del alzhéimer.
La carne roja procesada también se asocia a otros peligros para la salud como las enfermedades cardiovasculares, los derrames cerebrales, la diabetes tipo 2, algunos tipos de cáncer, etc.
Los estudios anteriores sobre la carne roja procesada presentan incoherencias, ya que algunos sí la vinculaban a la demencia y otros no. El principal investigador de este estudio en particular dijo que los anteriores habían sido a menor escala y que habían seguido a los participantes durante menos tiempo.
La información dietética detallada recopilada en este estudio permitió a los investigadores estimar el efecto que la sustitución de la carne roja procesada podía tener en el riesgo de demencia.
Por ejemplo, sustituir una ración diaria de carne roja procesada por unas legumbres o frutos secos ayudó a reducir el riesgo de demencia en un 19% durante el tiempo de estudio.
Quienes sustituyeron la carne roja procesada por pescado presentaron un 28% menos de riesgo de demencia.
Por último, sustituir una ración diaria de carne roja procesada por pollo contribuyó a reducir el riesgo de demencia en un 16%.
El estudio y los datos asociados permitieron al equipo de investigación comparar a las personas que comían más carne roja procesada con las que comían carne roja sin procesar. Aunque las que consumían carne roja sin procesar en grandes cantidades presentaban un ligero mayor riesgo de demencia en comparación con quienes la comían en pequeñas cantidades, la asociación no resultó significativa a nivel estadístico.
Aunque la escala para medir la percepción que la gente tenía de su propia función cognitiva era subjetiva, quienes comían carne roja sin procesar presentaban un 16% más de riesgo de problemas de memoria.
La evaluación era subjetiva e incluía entre seis y siete preguntas a las que se respondía con "sí" o "no". Una de ellas era si los participantes habían tenido más dificultades a la hora de recordar los nombres de sus amigos cercanos en el último año en comparación con el anterior.
Básicamente, quédate con que deberías limitar la ingesta de carne roja siempre que puedas. Reducirla aunque sea un poquito puede ser beneficioso para tu salud cognitiva.
Si te resulta más sencillo, empieza por limitar las carnes rojas procesadas como el beicon y las salchichas y, después, ve reduciendo la ingesta de las no procesadas.
Intenta especialmente limitar la ingesta de las carnes que más consumes, como la ternera, el cerdo o el cordero. No solo será bueno para ti, sino también para el planeta.
Para reducir el consumo de carne roja, sea o no procesada, plantéate seguir una dieta específica que te ayude a mejorar la alimentación.
La famosa dieta mediterránea es beneficiosa para la salud cardiovascular y aboga por el consumo de ingredientes naturales y no procesados como la fruta, la verdura y los cereales integrales.
La dieta DASH busca reducir la hipertensión. Para ello, aboga por el consumo de fruta, verdura, proteína magra y lácteos bajos en grasa.
La dieta MIND es una combinación de las dos anteriores que se centra particularmente en la salud cerebral mediante el consumo de verduras de hoja verde, frutos rojos, cereales integrales y pescado.
Cuando empieces a reducir la ingesta de carne roja, acuérdate de sustituirla por opciones saludables y de evitar los cereales refinados u otros alimentos altamente procesados.
Fuentes: (Time) (Healthline) (Harvard T.H. Chan School of Public Health)
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¿Sabías que la carne roja procesada puede afectar tu cerebro?
Te contamos todo lo que necesitas saber
SALUD Dieta
Los alimentos procesados siempre han tenido mala fama, pero los estudios más recientes están demostrando hasta qué punto son perjudiciales para la salud, sobre todo si hablamos de carne roja. Si consumes desde beicon hasta hamburguesas y embutidos, puede que debas replantearte tu alimentación si no quieres poner en peligro tu salud cognitiva. Si buscas conocer la relación que existe entre estas carnes y el riesgo de desarrollo de demencia, ¡haz clic para seguir leyendo!