Carlota nació en el seno de la familia Mecklemburgo-Strelitz, un ducado del norte de Alemania.
Jorge III subió al trono tras la muerte de su abuelo, Jorge II, y necesitaba una reina. El monarca no quería a alguien que se entrometiese en los asuntos de la Corona, de ahí que barajase a varias princesas alemanas antes de decantarse por Carlota.
A pesar de tener un nivel educativo relativamente bajo en comparación con las otras candidatas, Carlota estudió idiomas, historia natural, religión y gestión doméstica.
Jorge creyó que Carlota sería la mejor candidata porque probablemente no estaría interesada en los asuntos de la Corona. Y no se equivocaba.
La edad también jugó un papel importante en la decisión del rey, ya que cuando se casaron él tenía 22 años y ella 17.
Jorge y Carlota no se conocieron antes de comprometerse y se casaron meras horas después de que ella llegase a Inglaterra.
Jorge y Carlota tuvieron nada más y nada menos que 15 hijos, 13 de los cuales alcanzaron la edad adulta.
A pesar de la naturaleza de su unión, parece ser que Jorge y Carlota llegaron a quererse de verdad.
Jorge III sufría una enfermedad mental recurrente, probablemente un trastorno bipolar. En 1788 empezó a empeorar tanto que hasta lo trasladaron al palacio de Kew lejos de su familia.
Se dice que el pelo de Carlota se volvió completamente gris en 1789 debido al estrés que le provocaba la enfermedad de su marido.
Pero a pesar de la frágil salud mental de Jorge, Carlota permaneció a su lado contra viento y marea.
Aunque era alemana, se cree que el origen de la familia de Carlota se remonta a Martín Alfonso Chichorro, el hijo ilegítimo de Alfonso III de Portugal y su amante mora Oruana (a la que también se recuerda como Madragana). Sin embargo, 600 años separan a Carlota de su supuesta antepasada africana.
Aunque su trasfondo racial no se puede confirmar a ciencia cierta, los historiadores del arte sí han señalado que en algunos retratos aparece con tez blanca y rasgos europeos y en otros con una piel más oscura y una nariz y boca más voluminosas. Por aquel entonces, los artistas solían disimular los rasgos considerados "indeseables", lo que incluía las características no europeas.
Aunque se considera que su nivel educativo era relativamente simple para tratarse de una monarca, Carlota siguió formándose tras casarse con Jorge.
Cuando llegó a Inglaterra no hablaba inglés, pero no tardó en aprender. También sentía un profundo interés por las ciencias naturales y solía ir a los jardines de Kew a aprender botánica.
La reina también se aseguró de que todas sus hijas recibiesen la mejor educación de la época.
También fundó numerosos orfanatos y financió varios hospitales.
Además de sus obras de caridad, Carlota también era una gran amante y mecenas de las artes. Era amiga de Bach e incluso invitó a Mozart (imagen) a tocar en el palacio real cuando este tenía tan solo 8 años.
Cuando Carlota llegó a Inglaterra, se trajo consigo a sus dos Pomerania. Pero su número de mascotas no acababa ahí: también era una ávida coleccionista de animales salvajes, llegando a tener una cebra y un elefante en los jardines de palacio.
A lo largo de su vida, Carlota fue una ávida consumidora de rapé, un tipo de tabaco sin humo. Llegó a poseer más de 90 cajas y una colección que superaba las 350 botellas de rapé procedentes de la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla.
Aunque nunca se conocieron en persona, Carlota y María Antonieta (imagen) eran amigas por correspondencia. En sus cartas expresaban su mutua pasión por la música y las artes.
Carlota sigue siendo la reina consorte más longeva de la historia británica, habiendo servido durante 57 años y 70 días. El único que la supera es el príncipe Felipe, duque de Edimburgo.
En su hogar de Mecklemburgo-Strelitz era costumbre decorar una sola rama de tejo. Carlota decidió llevar la tradición un paso más allá y comenzó a adornar un árbol entero.
Si bien el palacio de St. James era la residencia oficial de la pareja, Jorge compró otra propiedad cercana: el palacio de Buckingham, al que se mudaron en 1762.
En 1792, Carlota compró la casa de Frogmore como retiro de campo para ella y sus hijas solteras.
La reina Carlota murió el 17 de noviembre de 1818 con 74 años. Se la enterró en la capilla de san Jorge, ubicada en el castillo de Windsor.
Poco más de un año después de su muerte, el rey Jorge III moría de una neumonía el 29 de enero de 1820 con 81 años. Debido a su enfermedad, es posible que no fuese consciente o capaz de entender que su mujer ya había fallecido.
Jorge fue sucedido por dos de sus hijos, Jorge IV y Guillermo IV, quienes murieron sin hijos legítimos. Como resultado, la única descendiente legítima de su hijo Eduardo, Victoria, subió al trono.
Fuentes: (History) (People) (The Hollywood Reporter)
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