La Orden de San Benito era la más grande y posiblemente la más importante de la Edad Media.
Se fundó en torno al siglo VI y sus miembros se denominaban benedictinos. Estos seguían las enseñanzas del monje italiano San Benito de Nursia, quien escribió la Regula Benedicti, es decir, la Regla de San Benito.
Eran conocidos por vestir hábito negro y por practicar la tonsura, es decir, por cortarse casi todo el pelo en señal de humildad o devoción. El color de sus prendas hizo que también se les llamase "monjes negros".
La Regla de San Benito recoge las directrices de la vida monacal y dicta cómo la comunidad de monjes debe vivir bajo la autoridad de un abad o prior. El texto también incluye sus rutinas diarias, como el tiempo dedicado al trabajo y la oración. La obra también enumera los castigos que los monjes deben sufrir por una serie de pecados específicos.
La Orden del Císter fue fundada en 1098 por el abad francés benedictino Roberto de Molesmes. Los monjes cistercienses se centran en seguir de forma estricta la Regla de San Benito y en llevar un estilo de vida humilde en reclusión. El primer monasterio se fundó en Císter, cerca de Dijon (Francia), pero la Orden no tardó en expandirse por Europa.
Los cistercienses también practicaban la tonsura, pero sus hábitos eran de color blanco, de ahí que se los conociese como los "monjes blancos".
La Orden del Císter también contaba con monjas, las cuales vivían en monasterios apartados.
Los cistercienses dedicaban una gran parte de su tiempo a la agricultura, lo que los hacía prácticamente autosuficientes.
La Orden de los Cartujos fue fundada en 1084 por San Bruno (c. 1030-1101). Al contrario de los benedictinos y los cistercienses, los cartujos no seguían la Regla de San Benito.
La Orden de los Cartujos acabó por dictar sus propias reglas, a las que denominaron Estatutos. En lo que a su vida monacal se refiere, estos monjes se dedicaban a la contemplación, el silencio y la soledad, por lo que no mantenían ningún contacto con el mundo exterior.
Los cartujos tampoco tenían abades. Cada año, los priores se reunían para garantizar que los monjes seguían los Estatutos.
Las monjas ingresaron en la Orden en el año 1145 y, aunque también seguían el estilo de vida de los Padres del desierto (los primeros ermitaños cristianos), se centraban más en la comunidad.
La Orden Dominicana, también conocida como Orden de Predicadores, fue fundada en 1216 por un presbítero castellano llamado Domingo de Guzmán, quien más tarde se convirtió en santo católico.
Dado el gran número de sectas heréticas de la época, santo Domingo decidió emprender la misión de compartir las enseñanzas del catolicismo con la gente. Esto le llevó a fundar la Orden Dominicana. En la imagen se ve una de las estancias de la casa donde Domingo de Guzmán vivió en Toulouse (Francia).
Los dominicos también tenían su propio código de conducta, la Regula Sancti Augustini (Regla de San Agustín). Las enseñanzas se centraban en practicar la austeridad y la caridad hacia los pobres y enfermos, así como en predicar el Evangelio.
Predicar era una de las prioridades de la Orden y la herejía se convirtió en una de sus grandes preocupaciones. Tanto fue así, que el Papa Gregorio IX decidió que fuesen los dominicos los que llevasen a cabo la Inquisición.
Al igual que los benedictinos, los monjes dominicos vestían hábito negro.
La Orden Franciscana fue fundada en 1209 por san Francisco de Asís.
San Francisco de Asís emulaba la vida de Cristo, por lo que se dedicó a predicar y a vivir en condiciones de extrema pobreza. De hecho, los franciscanos son monjes mendicantes, lo que significa que llevan un estilo de vida austero y penitente y se dedican a predicar el Evangelio de un lado a otro.
Los franciscanos seguían unas reglas muy estrictas. Hasta el siglo XIII, les estaba prohibido tener propiedades (incluso en comunidad). Tampoco aceptaban dinero, ni siquiera en forma de limosnas.
Los monjes franciscanos eran tan pobres que ni siquiera utilizaban zapatos. Su hábito era de color gris o marrón y lo vestían con una cuerda alrededor de la cintura.
La Orden Franciscana se subdivide en tres órdenes masculinas independientes: la Orden de Frailes Menores, la Orden de Frailes Menores Conventuales y la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos. También existe la Orden de las Hermanas Pobres de Santa Clara (compuesta solo de mujeres) y la Tercera Orden (con miembros de ambos géneros).
Los agustinos siguen la Regla de San Agustín, dictada por Agustín de Hipona. En 1244, el papa reconoció la primera Orden, la cual creció a partir de comunidades ermitañas de la Toscana (Italia): la Orden de Ermitaños de San Agustín.
Los agustinos eran una orden mendicante, lo que quiere decir que viajaban mucho y consagraban sus vidas a predicar el Evangelio, practicando la austeridad y la contemplación. Al igual que los dominicos y los benedictinos, los monjes agustinos llevaban a cabo sus labores misionarias vestidos con hábitos negros.
El impulsor de la Reforma protestante, Martín Lutero (1483–1546), fue un fraile católico agustino desde 1505 hasta 1520, año en el que se le excomulgó.
Se cree que la Orden de los Carmelitas fue fundada por ermitaños en torno al siglo XII en el Monte Carmelo de Israel (por aquel entonces territorio de los Estados Cruzados). El padre espiritual de la Orden es el profeta Elías y sus monjes seguían la Regla de san Alberto de Jerusalén.
En torno al 1240, la Orden abandonó Tierra Santa para dirigirse a Europa y revisar su regla con la ayuda de los dominicos. Por lo tanto, estos monjes también acabaron por convertirse en frailes mendicantes.
Los carmelitas eran devotos de la Virgen María, de ahí que su nombre completo sea la Orden de los Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo.
Durante la Edad Media, los carmelitas vestían un hábito distintivo compuesto por una túnica de color marrón y un manto blanco.
La monja española santa Teresa de Ávila fundó el primer convento carmelita para mujeres en 1452.
Fuentes: (History Collection) ('The Word in the Desert: Scripture and the Quest for Holiness in Early Christian Monasticism') ('The Emergence of Monasticism: From the Desert Fathers to the Early Middle Ages')
Ver también: Los caballeros más temidos de la Edad Media
Entre la oración y el trabajo: así vivían los monjes en la Edad Media
Muchos vivían en condiciones de extrema pobreza
ESTILO DE VIDA Religión
La vida monacal no es para todo el mundo, pero quienes sienten esta vocación tienen varias opciones en lo que a órdenes religiosas se refiere. Sin embargo, esto no siempre fue así, sobre todo en la Edad Media. Fue durante este periodo cuando se fundaron muchas de ellas. En esta galería, viajamos en el tiempo para indagar en las órdenes cristianas y en el estilo de vida de sus miembros. ¡Adelante!