Según el libro del Éxodo, Dios mandó las plagas para que el faraón liberase a los esclavos israelitas. Este solo cedió tras la décima y última plaga. Los defensores de la arqueología bíblica han propuesto dos teorías para explicar lo ocurrido.
Colin Humphreys, un físico de Gran Bretaña y autor del libro Miracles of the Exodus (2003), sugiere que una gran sequía alteró el caudal del Nilo, desencadenando una serie de catástrofes. Asimismo, hay quienes proponen la posibilidad de que hace 3500 años un volcán entrase en erupción y eso provocase las plagas. El biólogo canadiense Siro Trevisanato, autor del libro The Plagues of Egypt (2005), se muestra partidario de este punto de vista.
La primera plaga divina asoló Egipto cuando Ramsés II se negó a dejar ir a los israelitas. El agua del Nilo, símbolo de la fertilidad, se transformó en sangre.
Según una teoría científica, una subida de las temperaturas habría resultado en una grave sequía que tiñó el Nilo de rojo. El calor habría propiciado el crecimiento de algas pirófilas, lo que pudo haber cambiado el color del río.
Hay otra teoría que sugiere que el color del río cambió a raíz de una erupción volcánica motivada por una serie de terremotos. Estos temblores habrían alterado los depósitos de hierro del agua, mezclándose con los gases emitidos por los sismos y produciendo hidróxido ferroso (óxido), haciendo que el agua adquiriese una tonalidad rojiza.
Según el Éxodo, el faraón Ramsés II se negó a liberar a los israelitas. En consecuencia, Dios mandó otra plaga divina: una invasión de ranas en la ribera y las zonas colindantes.
Según el físico británico Colin Humphreys, la "maldición" habría sido el resultado de la primera plaga. Al producirse una bajada de los niveles de oxígeno en el agua, las ranas se habrían visto obligadas a salir del río. Asimismo, esto habría provocado la muerte de muchísimos peces.
Según la teoría de la erupción volcánica, la liberación de gases tóxicos durante los sismos habría acabado con el oxígeno presente en el agua, lo que habría obligado a las ranas a salir a tierra.
Los egipcios rezaron por un cese de las devastadoras plagas, pero otra estaba por venir: un brote de piojos.
Colin Humphreys explica que, debido a la sequía, los piojos pusieron más huevos que de costumbre. Estos parásitos solían ser un problema habitual en el antiguo Egipto, de ahí que muchas personas optasen por raparse la cabeza.
Otra explicación moderna sugiere que el aumento de parásitos fue el resultado de una mayor contaminación del Nilo, lo que a su vez habría provocado una disminución de la higiene.
Los egipcios sufrieron una grave plaga de piojos seguida de una de moscas. Según el Éxodo, los israelitas fueron los únicos que no se vieron afectados por este ataque aéreo.
Según Colin Humphreys, el aumento de insectos pudo haber sido una consecuencia directa del declive del número de ranas, ya que estas solían alimentarse principalmente de moscas.
Sin embargo, las moscas también pudieron haber sido el resultado de la presencia de agua contaminada y de un aumento de los fallecimientos entre el ganado.
Según la Biblia, Ramsés II engañó a Moisés haciéndole creer que iba a liberar a los esclavos. Como resultado, Egipto fue castigado una vez más, en esta ocasión siendo testigo de un aumento de las muertes de los animales domésticos.
Pero esto pudo haber sido un efecto cascada de todo lo anterior. La infestación de moscas y piojos provocada por la falta de agua limpia y del declive de las ranas (los enemigos naturales de los insectos) pudo haber contribuido a la aparición de esta otra "plaga".
Según Humphreys, las moscas de establo son capaces de transmitir virus mortales a las vacas y caballos.
Según el Éxodo, lo siguiente que a los egipcios les tocó sufrir fue un brote de forúnculos.
Según el biólogo Werner Kloas del instituto alemán de Leibniz, los forúnculos probablemente fueron el resultado de la reproducción de los insectos, que les picaron sin piedad.
La teoría de la erupción volcánica sugiere que la liberación de dióxido de carbono provocó la aparición tanto de forúnculos como de heridas infectadas.
La séptima plaga fue una aterradora tormenta de granizo, fuego y ceniza que cayó de los cielos.
Una teoría sugiere que pudo haber sido una granizada con rayos y truenos, un fenómeno que, si bien no es muy común, puede darse en zonas áridas.
Según Nadine von Blohm, del Instituto Alemán de Física Atmosférica, la granizada pudo haber sido en realidad una lluvia de piedras provocada por una erupción volcánica.
Según el Éxodo, el siguiente castigo de Dios fue arruinar las cosechas de la región. Como con todas las anteriores plagas, los únicos que no se vieron afectados fueron los israelitas.
Según el libro The Miracles of the Exodus de Humphreys, Egipto sufrió una plaga de langostas debido a un cambio climático. La destrucción de las cosechas fue el resultado de la granizada y/o de la actividad volcánica.
Otra teoría sugiere que la combinación del frío y la humedad del suelo ofrecieron el entorno ideal para que las langostas se reprodujesen.
El Éxodo menciona que Egipto estuvo sumido en la oscuridad durante tres días.
Una posible explicación sería una tormenta de arena particularmente fuerte, similar a las que aún ocurren a día de hoy en el desierto.
Según la teoría del volcán, Egipto podría haberse quedado a oscuras después de que la ceniza tapase el Sol.
Según la Biblia, tanto las personas como los animales sufrieron la pérdida de sus primogénitos. Solo los israelitas, a quienes se les había aconsejado que pintasen las puertas de sus casas con sangre de cordero, se salvaron de este castigo. El faraón Ramsés II también perdió a su hijo.
Según los estudiosos modernos, la tradición de la muerte de los primogénitos estaba arraigada en una práctica cultural. A estos se les concedía el honor de recibir alimento antes que otros, pero la comida que consumían estaba contaminada con excrementos de langosta, lo que podía hacer que enfermasen y muriesen.
Otra teoría sostiene que los primogénitos murieron debido al dióxido de carbono expulsado por el volcán. Los niños, al ser vulnerables, podrían haber sido más susceptibles al peligro que supone inhalar este gas tóxico.
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Misterios de las plagas de Egipto desvelados por la ciencia
Descubrimos la verdad tras este famoso suceso bíblico
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Según el libro bíblico del Éxodo, las plagas de Egipto fueron una serie de calamidades infligidas por Dios para convencer al faraón de que liberase a los israelitas de la esclavitud. Aunque la mayoría de historiadores consideran estos sucesos una alegoría, hoy en día hay teorías científicas que sugieren que las "plagas" en realidad no fueron más que una secuencia de desastres naturales. ¿Te pica la curiosidad? ¡Haz clic para saberlo todo sobre este misterioso capítulo de la Biblia!