Las raíces del concepto se remontan a la antigua Grecia. Fue en esta época cuando surgió la teoría de los cuatro elementos básicos: fuego, aire, agua y tierra.
Fueron los alquimistas quienes propusieron los símbolos triangulares con los que normalmente se representan estos elementos.
El quinto elemento vino después. Su nombre ha ido variando según la tradición, pero los más conocidos son "éter", "quintaesencia" y "espíritu".
La jerarquía de los elementos varía según la creencia. La teoría ocultista occidental, por ejemplo, dice que los elementos siguen el siguiente orden: espíritu, fuego, aire, agua y tierra.
Esto se debe a que los dos primeros (espíritu y fuego) se consideran más espirituales que los otros. El agua y la tierra se vinculan a lo físico y material.
Sin embargo, no todos los sistemas modernos creen en esta jerarquía. La wicca, por ejemplo, considera que todos los elementos son iguales.
A continuación veremos cuáles son las características de cada elemento y cómo se relacionan entre sí. Todos ellos tienen dos propiedades que comparten con otro elemento.
Los elementos poseen un espectro de temperatura, que puede ser caliente o frío. Esta dicotomía se corresponde con las características masculinas o femeninas, respectivamente.
Las características masculinas se describen como ligeras, cálidas y activas, mientras que las femeninas son oscuras, frías, pasivas y receptivas.
La orientación del triángulo también se corresponde con la temperatura y sus características masculinas o femeninas. Los elementos cálidos (masculinos) apuntan hacia arriba, en dirección al mundo espiritual; los fríos (femeninos) apuntan hacia abajo, en dirección a la tierra.
Además de la temperatura, los elementos también se clasifican por humedad y sequedad. Estas propiedades, sin embargo, no se corresponden con la dicotomía masculinidad/feminidad.
Aunque todos los elementos comparten propiedades, también pueden ser contrarios. Por ejemplo, el aire es húmedo como el agua y caliente como el fuego, pero no comparte cualidades con la tierra.
Y dentro de estos, algunos tienen una barra dentro del triángulo y otros no. Por ejemplo, el aire y la tierra son opuestos y la poseen, pero el agua y el fuego no, a pesar de ser contrarios también.
El pentáculo elemental se ha usado para representar los cinco elementos durante siglos. Según la jerarquía básica, el espíritu se encuentra en la punta superior; después, el trazo va hasta el fuego, el aire, el agua y, finalmente, la tierra.
La orientación del pentáculo no se consideró importante hasta el siglo XIX. Por lo general, suele representarse con la punta hacia arriba o hacia abajo.
La que tiene la punta hacia arriba simboliza el triunfo del espíritu sobre la materia; la versión contraria, sin embargo, representa la prevalencia de los elementos físicos sobre el mundo espiritual.
Aunque estas dos versiones se han asociado al bien y al mal, esta no suele ser la postura de quienes escogen un pentáculo u otro.
Cada elemento corresponde a cosas diferentes, incluidas las estaciones, el momento del día, las fases lunares, los puntos cardinales y los colores.
Fue la Orden Hermética de la Aurora Dorada la que estableció todas estas correspondencias en el siglo XIX. Según ella, el fuego es rojo, el aire es amarillo, el agua es azul, la tierra es verde y el espíritu puede ser morado, naranja o blanco.
La Orden Hermética de la Aurora Dorada también asoció los puntos cardinales a los elementos. Como esta se fundó en Inglaterra, esta correlación se estableció desde una perspectiva europea. Por lo tanto, el norte es el frío, el sur es el calor, el oeste es el agua, etc.
Quienes practican el ocultismo en otras partes del mundo consideran que estas correspondencias no reflejan su realidad.
Los cinco elementos también están conectados a los ciclos naturales. Estos se corresponden con ciertas estaciones y momentos del día.
El fuego se asocia el sol y la vida. Por lo tanto, se corresponde con el mediodía, el verano y la luna llena.
La tierra está en el extremo opuesto al fuego, de ahí que se la asocie a la luna nueva, la medianoche y el invierno.
El aire se relaciona con la creatividad, la juventud y los nuevos comienzos. Este elemento se asocia a la primavera, el amanecer y la luna creciente.
Este elemento se vincula a las emociones y el conocimiento. Está asociado al fin del ciclo y la sabiduría que aporta la edad.
El espíritu, al no ser un elemento físico, no tiene las mismas correspondencias. Tampoco posee un símbolo estándar, aunque suele representarse con círculos y espirales.
Los cuatro elementos físicos se corresponden con unos seres elementales específicos. Veamos cuáles son.
El ser elemental del fuego es la salamandra (el lagarto mitológico, no el anfibio).
El ser elemental asociado al aire es la sílfide.
El agua se corresponde con unas ninfas acuáticas llamadas ondinas.
En el caso de la tierra, sus criaturas elementales son los gnomos.
Fuentes: (Learn Religions)
Ver también: Edad Media: una época de magia, brujos y hechiceros
Agua, fuego, tierra y aire... ¿Sabes cuál es el quinto elemento?
Aquí te lo contamos
ESTILO DE VIDA Espiritualidad
Todos sabemos que existen cuatro elementos físicos: fuego, agua, aire y tierra. Pero también hay un quinto: espíritu. ¿Qué representan? ¿Cuáles son sus características? ¿Qué significan exactamente? Si quieres saber las respuestas a estas preguntas y mucho más, ¡sigue leyendo!