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La capital de Islandia no solo aprovecha el poder de la energía geotérmica, sino que su remota ubicación septentrional ofrece protección frente a los efectos extremos del cambio climático, como las olas de calor y la subida del nivel del mar. Reikiavik es una de las ciudades más verdes del mundo.
Al igual que Oslo, Bergen ha implantado sólidas defensas contra las inundaciones e infraestructuras ecológicas para protegerse del aumento de las precipitaciones y del nivel del mar. Esta ciudad hace especial hincapié en la sostenibilidad y las energías renovables, lo que aumenta aún más su capacidad de recuperación.
Estocolmo cuenta con una red de espacios verdes bien establecida, que contribuye a mitigar el impacto del cambio climático. Su situación geográfica hace que esté mínimamente expuesta a la subida del nivel del mar y a condiciones meteorológicas extremas, lo que convierte a Estocolmo en un auténtico paraíso frente al cambio climático.
Como Zúrich está situada en el interior y lejos de la costa, no sería presa de amenazas como la subida del nivel del mar. Esta ciudad suiza también está a mayor altitud, lo que la protege de muchos de los efectos inmediatos del cambio climático.
Al igual que Zúrich, Viena se beneficia de su situación interior, que reduce el riesgo de inundaciones por la subida del nivel del mar. Además, su amplio sistema de transporte público, sus espacios verdes y su promoción de las energías renovables contribuyen a su resiliencia.
Además de tener unas infraestructuras ecológicas muy desarrolladas, Toronto también se beneficia de un clima más frío y es menos vulnerable a los efectos inmediatos del cambio climático, como el calor extremo.
Recientemente, la ciudad de Vancouver ha implantado toda la infraestructura verde posible (incluidos amplios sistemas de gestión del agua de lluvia) para mitigar los riesgos del aumento de las precipitaciones y las inundaciones.
Iqaluit, la capital del territorio septentrional canadiense de Nunavut, está situada en el Ártico, ofreciendo un clima frío que la aísla de las peores olas de calor. Se enfrenta a retos relacionados con el deshielo debido al aumento de las temperaturas, pero está trabajando para adaptarse a estos cambios, centrándose en la sostenibilidad y preservando su entorno único.
A pesar de estar situada en un país muy afectado por el cambio climático, Melbourne ha dado pasos significativos para llevarlo mejor, incluido el establecimiento de sistemas sostenibles de gestión del agua para combatir los efectos de la sequía y las temperaturas extremas.
Hobart, la capital de Tasmania, goza de una situación privilegiada en una zona de clima frío, lo que la protege de las olas de calor extremo y otros fenómenos climáticos graves. De hecho, es menos susceptible al aumento de las temperaturas y las sequías que afectan a Australia continental.
Aunque Wellington es una ciudad costera, se beneficia del clima frío Nueva Zelanda y de unas políticas medioambientales proactivas. Ha puesto en marcha varias estrategias para protegerse de la subida del nivel del mar y el aumento de las tormentas, como códigos de construcción estrictos y defensas contra las inundaciones.
Christchurch (situada en la Isla Sur de Nueva Zelanda) es conocida por su clima templado y sus sólidas iniciativas medioambientales. Aunque ha tenido que hacer frente a terremotos, se ha reconstruido pensando en la resiliencia, con infraestructuras mejoradas para resistir ante desastres naturales.
Muchas zonas de Escocia entrarían en esta lista, pero ninguna mejor que la ciudad de Edimburgo, situada en una región de clima templado que reduce el riesgo de fenómenos meteorológicos extremos. Su elevación y su ubicación en el interior también minimizan el riesgo de inundaciones por la subida del nivel del mar.
Al igual que Edimburgo, Glasgow se beneficia del clima templado de Escocia y de unas políticas medioambientales proactivas. Debido al clima existente, las infraestructuras de Glasgow están bien adaptadas para hacer frente a fuertes lluvias e inundaciones.
Múnich cuenta con una de las políticas medioambientales más sólidas del mundo, sobre todo en lo que respecta a fomentar las energías renovables y la reducción de emisiones. Ha realizado importantes inversiones en espacios verdes y transporte sostenible, lo que aumenta aún más su capacidad de adaptación al cambio climático.
En 2010, Hamburgo fue elegida Capital Verde Europea y desde entonces no ha hecho más que volverse más ecológica todavía. La segunda ciudad más grande de Alemania se ha centrado en reducir las emisiones de carbono mediante la implantación de infraestructuras verdes y una planificación urbana sostenible.
Bruselas es la capital de Bélgica y de la Unión Europea y, como tal, trabaja activamente en la resiliencia climática mediante una combinación de planificación urbana, infraestructuras ecológicas y políticas medioambientales. Ha puesto en marcha medidas para reducir las emisiones de carbono y gestionar los recursos hídricos, haciendo frente a los riesgos de inundaciones y olas de calor.
La capital de Estonia presenta un clima más frío debido a su situación geográfica, lo que la hace resistente al aumento de las temperaturas. Esta ciudad es conocida por sus avances tecnológicos, que la han ayudado a avanzar hacia la sostenibilidad, incluido el uso de energías renovables e infraestructuras ecológicas.
Riga disfruta de un clima templado y ha realizado importantes avances en sostenibilidad y adaptación al clima. Su inversión en espacios verdes y energías renovables reducirá con creces su huella de carbono.
Liubliana fue nombrada Capital Verde de Europa en 2016 por una razón, ya que se centra de manera increíble en la sostenibilidad y la resiliencia climática. Ha puesto en marcha varias iniciativas para regenerar zonas abandonadas y proteger los recursos naturales.
Desde principios de los años 90, Portland ha dado muchos pasos hacia la sostenibilidad. Los residentes son conocidos por montar en bicicleta y comer alimentos cultivados localmente, todo lo cual ha contribuido a que la ciudad sea más resistente al cambio climático.
La elevada altitud de Denver y su ubicación en el interior la protegen de muchos de los riesgos climáticos a los que se enfrentan las ciudades costeras, incluidos los huracanes. Denver disfruta de un clima relativamente suave, aunque debe gestionar con cuidado los recursos hídricos debido a su entorno semiárido.
Seattle figura sistemáticamente entre las ciudades más sostenibles de Estados Unidos. Ha realizado importantes inversiones en resiliencia climática, incluidos sistemas de gestión de aguas pluviales e infraestructuras verdes.
Aunque Anchorage se enfrenta a retos relacionados con el deshielo del permafrost y el cambio de los ecosistemas, la ciudad de Alaska podría salir mejor parada que muchas otras a medida que cambie el clima. Su ubicación septentrional la protege del calor extremo, y el aumento de las temperaturas podría incluso hacer que la región fuera más habitable en el futuro.
A pesar de los posibles incendios forestales, que suponen un riesgo, Salt Lake City lleva muchos años haciendo crecer su industria de energías renovables. Esta ciudad también experimenta relativamente pocos desastres naturales, por lo que los residentes encontrarán en Salt Lake City un refugio frente a los cambiantes patrones climáticos.
Ushuaia es la única ciudad sudamericana que figura en esta lista y la más meridional del mundo. Su clima frío la protege de las olas de calor extremo y otros fenómenos climáticos graves. El interés de Ushuaia por preservar su entorno natural la vuelve una opción todavía mejor.
Fuentes: (Intergovernmental Panel on Climate Change) (Architectural Digest) (World Bank) (Nature Climate Change) (The Climate Reality Project)
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Cada año, los efectos del cambio climático son más alarmantes y más inevitables. La subida del nivel del mar, las olas de calor y las tormentas impredecibles dominan los titulares, lo que lleva a muchos a preguntarse: ¿dónde podemos encontrar refugio? En medio de esta incertidumbre, hay sin embargo ciudades en todo el mundo que resistirán a cambios. Algunas están enclavadas en climas frescos, mientras que otras están fortificadas por esfuerzos de sostenibilidad de vanguardia.
Gracias a una mezcla de geografía, innovación y resiliencia, estos podrían ser los únicos lugares que no se vean afectados por el cambio climático. ¿Sientes curiosidad? Haz clic para descubrir de qué ciudades se trata.