Según la Biblia, Adán y Eva vivían en un paraíso utópico conocido como el jardín del Edén, una tierra verde y exuberante donde ni la enfermedad y la muerte tenían cabida. En su centro se encontraba el árbol del conocimiento del bien y el mal, a rebosar de frutas que ninguno de los dos tenía permitido comer.
En el Edén, Adán y Eva disfrutaban de una vida libre de dolor o mortalidad. Sin embargo, una serpiente les tentó a comer la fruta prohibida, lo que marcó la separación de la humanidad de la perfección divina. Desde entonces, la muerte y el sufrimiento pasaron a formar parte de la naturaleza humana.
Uno de los aspectos sin resolver de la historia de Adán y Eva es la ubicación del jardín del Edén. Muchos estudiosos han intentado dar con él, incluido el teólogo francés Juan Calvino, quien dedicó gran parte de su vida a acotar la búsqueda.
El Génesis nos dice que el jardín estaba al este y que lo atravesaban cuatro ríos, entre ellos el Tigris y el Éufrates. Sin embargo, a pesar de que de verdad existen, no confluyen de la manera que se especifica en la Biblia.
Algunos creen que el diluvio universal, descrito en la historia de Noé, transformó la Tierra de forma tan drástica que se perdió cualquier pista acerca de la ubicación del Edén.
Algunos teólogos no ven el jardín del Edén como un lugar físico, sino como un estado espiritual que representaría la unidad primigenia de la humanidad con Dios en vez de un jardín real en paradero desconocido.
Otro misterio sin resolver es el de la creación de Eva a partir de la costilla de Adán, algo que suele interpretarse como un gesto simbólico en vez de literal. Es probable que este relato también sea el culpable de que muchos crean que los hombres tienen menos costillas que las mujeres, aunque ambos poseen doce pares.
Aunque las tradiciones cristianas vinculan de forma simbólica la historia de la costilla de Adán a la Santísima Trinidad, las interpretaciones judías la asocian con la modestia y el conocimiento en una reflexión acerca de la naturaleza entrelazada de la humanidad.
Recientemente, un profesor de la American Jewish University sugirió que la "costilla" podía ser en realidad el báculo, un hueso ausente en los humanos pero presente en muchos mamíferos. Esta polémica teoría pone en tela de juicio las interpretaciones tradicionales, pero no cuenta con muchos adeptos.
Según el Génesis, la serpiente fue la responsable de tentar a Eva, pero si esta se trataba o no de Satán sigue siendo tema de debate. Los primeros textos judíos y cristianos difieren en este sentido, y la asociación con Satán surgió siglos después de que se escribiese el Antiguo Testamento.
Algunos teólogos sostienen que la serpiente no era la única capaz de hablar, ya que todos los animales del Edén habrían podido comunicarse. Esta perspectiva convierte a la serpiente en poco más que un recurso literario necesario para el desarrollo de la historia en vez de en un ser sobrenatural.
Muchos teólogos empezaron a asociar a la serpiente con Satán al leer el libro del Apocalipsis, donde se habla de una "serpiente antigua" que es la adversaria de Dios. Esto ha llevado a muchos a creer que Satán fue el responsable de tentar a Eva en el Edén.
El filósofo Filón de Alejandría (quien vivió hace unos 2000 años) creía que Satán y la serpiente del jardín del Edén no estaban conectados, idea que aún cuenta con el respaldo de algunos teólogos.
La presencia del mal en el jardín del Edén es uno de los grandes misterios teológicos que ha confundido a los estudiosos durante siglos. Si se supone que este lugar era el paraíso, ¿por qué permitiría Dios (un ente benevolente y todopoderoso) que el mal entrase en él?
Muchos teólogos creen que el mal solo estaba presente en el Edén porque Dios permitió que Adán y Eva tuviesen libre albedrío. Al concederles la libertad de escoger, permitió inconscientemente que el mal entrase en el mundo.
Otros creen que la presencia del mal en el Edén tenía el propósito de poner a prueba tanto la fe como la obediencia. Al fina y al cabo, tanto Eva como Adán fueron víctimas de sus propias tentaciones y puntos débiles, por lo que el papel de la serpiente sigue siendo un misterio.
Otro aspecto de la historia de Adán y Eva que sigue suscitando muchas dudas es la fruta que comieron. Curiosamente, en el Génesis se dice que comieron un fruto y no una manzana, lo que también ha dado pie a debate.
Las traducciones históricas y las representaciones artísticas han popularizado la idea de que era una manzana, aunque algunos estudiosos han propuesto alternativas como los higos, las uvas o incluso el cidro.
En latín, la palabra malum significa tanto "manzana" como "mal", lo que probablemente reforzó su asociación en el arte y la literatura europeos. En última instancia, este vínculo podría tratarse de una mera coincidencia lingüística entrelazada con una narrativa simbólica.
Otro misterio sin resolver es el del linaje de Adán y Eva. Según la Biblia, todos los humanos descendemos de ellos, ya que fueron los primeros en caminar sobre la faz de la Tierra.
Tras ser expulsados del jardín del Edén, se adentraron en un mundo hostil y se les prohibió volver. Querubines armados con espadas flamígeras montaron guardia en la entrada y les impidieron regresar.
El Génesis menciona que Adán y Eva tuvieron otros hijos aparte de Caín, Abel y Set. Sin embargo, en las sagradas escrituras no se mencionan los nombres de los demás, por lo que su papel en la multiplicación de los humanos sigue siendo un misterio.
La Biblia dice que Caín y Set tuvieron hijos propios, mientras que Abel murió a manos del primero. También señala que Adán y Eva tuvieron hijas, pero no cuenta qué fue de ellas.
Como se ha mencionado anteriormente, Dios puso a querubines a vigilar la entrada al jardín del Edén para evitar que Adán y Eva volviesen. En las sagradas escrituras, estos entes son seres celestiales con alas que se asocian con la protección y la presencia divina. Sin embargo, los teólogos no han logrado descifrar si se deben interpretar como una manifestación de la ira de Dios o como un símbolo de su inconmensurable amor.
Una vez expulsados, Adán y Eva se vieron obligados a hacer frente a una vida de penurias en una tierra desconocida. Pero los detalles de su odisea son escasos y siguen siendo un misterio en su mayoría.
Los teólogos han dedicado mucho tiempo a intentar discernir qué les pasó tras ser expulsados. Lo más probable es que su éxodo estuviese marcado por la culpa de haber sido alejados de la divinidad del Dios y su paraíso.
Los teólogos a menudo debaten acerca de si la humanidad puede volver metafóricamente al Edén a través de la salvación o el crecimiento espiritual. Su objetivo es intentar presentar este pasaje como una caída en desgracia y, a su vez, como un viaje esperanzador hacia la redención.
La historia de Adán y Eva sigue siendo tema de debate, uno que suscita más preguntas que respuestas acerca del origen, la moralidad y el destino de la humanidad. Lo más probable es que esta narrativa dure siglos, ya que tanto los teólogos como los estudiosos seguirán intentando desentrañar el misterio de nuestros supuestos antepasados.
Fuentes: (Grunge) (Scriptural Thinking) (Britannica)
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La historia de Adán y Eva es fundacional en varios textos religiosos, desde el judaísmo hasta el cristianismo e incluso el islam. Esta se cuenta en el libro del Génesis, en el que se dice que ambos fueron creados por la gracia de Dios a su imagen y semejanza. Durante miles de años, la historia de los dos primeros humanos, su vida en el idílico jardín del Edén y su caída en desgracia ha inspirado tanto obras de arte como debates e interpretaciones de todo tipo. Sin embargo, a pesar de sus antiguos orígenes, este relato sigue suscitando muchas preguntas sin respuesta. No son pocos los aspectos de Adán y Eva envueltos en misterio, desde la identidad de la serpiente hasta la verdadera naturaleza de la fruta prohibida. Si te pica la curiosidad, haz clic para saber qué partes de su historia siguen sin resolver.